jueves, 11 de marzo de 2010

1

De un deseo reprimido,
surge cada mañana mi grito de esperanza.

De cada gota de sangre, cada recuerdo,
y de cada instante, un momento fugaz
que se apaga con el ocaso.

De mis venas, la sangre,
de mi boca el aliento,
de mi imaginación, la locura,
de mi soledad, el sentimiento.

Ni un dia sin imaginar,
ni una noche sin aprender.
Cada instante es una gota,
y el océano es el destino final.
No creo en mis muertes,
ni añoro el destino de aquellos
que saben que la vida es,
simplemente,ceniza.

Prefiero el camino,
del crepúsculo,
al olvido sonoro,
de lejanos recuerdos,
distantes y solitarios.

Solo quedo yo y mi furia,
para pudrirme
en espacios vacios,
en habitaciones desiertas.

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